Anosmia es la pérdida total del sentido del olfato.
Hiposmia: es tener disminuida la capacidad para oler las sustancias volátiles.
Disosmia: Consiste en la percepción de un olor en ausencia de la sustancia adecuada.
El sentido del olfato junto con el sentido del gusto, y pertenecen al sistema químico sensorial.
El órgano principal del olfato son las fosas nasales, a través de la mucosa llamada pituitaria situada en el techo de las fosas nasales, en íntima relación con el bulbo olfatorio situado en la base del cerebro.

El sentido del olfato es complementario al sentido del gusto ya que muchas sensaciones que se perciben como sensaciones gustativas, tienen su origen en el sentido del olfato.
El olfato es muy importante ya que nos proporciona la información de la calidad de los alimentos y bebidas, de la presencia de elementos tóxicos en el aire que respiramos, etc. Está situado en la misma entrada de nuestra vía respiratoria, así como el sentido del gusto, para de una manera actuar como defensa ante substancias adversas o perjudiciales para nosotros.
No hay que descartar la importancia del olfato en la relación afectiva, ya que su íntima relación con el bulbo olfatorio transmite de inmediato las sensaciones agradables.
Causas generales:
Edad, diabetes, sobrepeso y obesidad, enfermedades degenerativas del sistema nervioso central como la Enfermedad de Alzheimer o el Parkinson, trastornos hormonales, tabaquismo, tumores cerebrales, secuelas de radioterapia.
Causas locales del área ORL:
Rinitis y/o sinusitis: vírica catarral, infecciosa, alérgica, vasomotora.
Poliposis nasosinusal.
Desviación del tabique nasal.
Hipertrofia de los cornetes inferiores nasales.
Abuso de descongestionantes nasales de efecto vasoconstrictor.
Diagnóstico:
La disfunción del sentido del olfato supone un mal funcionamiento de un par craneal y por tanto obliga a descartar otras alteraciones en otros pares craneales de origen cerebral: vista, oído, , motilidad ocular, sensibilidad facial, motilidad facial, sensibilidad y motilidad de los músculos de boca, faringe, lengua, etc.
La rutina de exploración a practicar por el Otorrinolaringólogo supone:
Rinoscopia anterior y posterior.
Rinofibrolaringoscopia, rígida o flexible: permite visualizar fácilmente las fosas nasales, el techo de las misma, descartar pólipos, hipertrofia de los cornetes, visualizar el cávum (región de faringe situada detrás de las fosas nasales), comprobar la presencia de mucosidad, etc.
Pruebas de diagnóstico por imagen:
Las más utilizadas son el Scanner de senos paranasales y la Resonancia Nuclear Magnética cerebral.
Tratamiento:
Muchas veces el sentido del olfato se recupera de forma secundaria al tratamiento adecuado de la causa que originó el trastorno, si bien suele tardar tiempo.
En ocasiones, tras un proceso vírico catarral aparentemente inocente, la pérdida de olfato puede ser importante y persistente.
Tratamiento quirúrgico:
Si en la exploración fibroendoscópica vemos una obstrucción mecánica que no permite el adecuado contacto del aire inspirado a la pituitaria, procederemos a la intervención quirúrgica que corrija el problema obstructivo.
Las causas más habituales de obstrucción de las vías altas a nivel nasal son:
Poliposis nasal: Presencia de pólipos en fosas nasales y en senos paranasales. Realizamos CENS, esto es, cirugía endoscópica nasosinusal.
Desviación de tabique nasal: realizamos la intervención llamada septoplastia.
Hipertrofia de los cornetes inferiores: procedemos a su reducción volumétrica mediante radiofrecuencia bipolar.