La deglución es un proceso complejo por el cual los alimentos van desde la boca hacia el esófago (tubo que conecta la garganta con el estómago). Requiere una interacción coordinada de los nervios y músculos en la boca, garganta, y esófago. Los problemas de la deglución pueden resultar en acumulación de sólidos o líquidos en la garganta, que a su vez pueden derramarse en la laringe y vías aéreas (tráquea y bronquios) causando disfonía, carraspeo o tos.
Causas habituales:
Edad: los músculos de la deglución a menudo pierden fuerza y coordinación.
Durante el sueño, la deglución ocurre menos frecuentemente, y las secreciones se pueden acumular. Al despertar se necesita a veces toser y aclarar vigorosamente la garganta.
Tensión nerviosa o el estrés pueden ocasionar espasmos de los músculos de la garganta, que dan por resultado una sensación de cuerpo extrañoo. El carraspeo frecuente, que usualmente produce poco o nada de mucus, puede empeorar el problema aumentando la irritación.
Inflamaciones o crecimientos como faringitis, hipertrofia amigdalar, quistes, divertículos, tumores en la vía digestiva, que pueden lentificar o impedir el paso de alimentos líquidos o sólidos.
La alteración funcional de la deglución puede ser causada por reflujo gastroesofágico, que es el retorno del contenido estomacal ácido al esófago o a la garganta. Ardor precordial, indigestión, o dolor de garganta son síntomas comunes, que pueden agravarse estando acostado (especialmente después de comer). La hernia de hiato gastroesofágico, una estructura con forma de bolsa en la unión entre el estómago y el esófago, a menudo contribuye a producir el reflujo.